miércoles, 8 de abril de 2020

El Contador Público como Gestor del Conocimiento


Los Contadores Públicos tienen el perfil para convertirse en gestores del conocimiento dentro de las organizaciones


En tiempo de pandemias, de crisis global económica, entornos complejos y de difícil predicción, enmarcado por cambios permanentes, por sus causas y sus efectos, las pymes necesitan actuar más allá de los sistemas de gestión tradicionales sugeridos por los especialistas, que siguen siendo válidos pero insuficientes y por ende ineficientes, es necesario que busquen factores sostenibles en el tiempo que no sean fáciles de comprar o copiar por sus competidores, factores que les permitan recuperar la diferencia y les aporten ventajas competitivas.


Las organizaciones que entienden esto y las encontramos en los distintos sectores de la actividad económicas, deben adoptar como visión estratégica “la necesidad de actuar antes y mejor que los demás”. En ese contexto, el conocimiento se transforma en un aprendizaje continuo que es vital para el sostenimiento de las organizaciones, entendiendo que se tienen que “reinventarse cada día”, comprendiendo que la gestión del conocimiento es un tema estratégico, que les permitirá cumplir con el objetivo de “generar la creación de valor” para las partes interesadas Stakeholders.

Como antecedente del presente artículo se basó en una investigación que estudia el proceso de gestión del conocimiento en organizaciones públicas y privadas de CD. Victoria, Tamaulipas y Monterrey Nuevo León, México, para lo cual se elaboró un instrumento que fue aplicado a integrantes del Colegio de Contadores Públicos de Cd, Victoria e Instituto de Contadores Públicos de Nuevo León. El mismo se centró en identificar la importancia que reviste la gestión del conocimiento desde la perspectiva de la Contaduría Público.

Como se dijo anteriormente las empresas que procuran adquirir el conocimiento necesario buscan los medios necesarios para aplicarlos a las organizaciones, pero carecen de sistemas de gestión de conocimiento adecuados para resguardar el conocimiento organizacional, además de carecer de mecanismos formales que permitan a las partes interesadas Stakeholders contar con la posibilidad de compartir su know how en procedimientos procesos y prácticas.

El modelo que vemos en las organizaciones tradicionales suele ser contemplada como una entidad que adquiere el conocimiento de personal especializado, generando cierta dependencia de la misma hacia sus colaboradores, y en tiempos de aislamiento social, esto se siente demasiado. Sin embargo, cada vez resulta más obvio que la empresa moderna debe facilitar el entorno y los medios adecuados para que se pueda desarrollar una correcta gestión del conocimiento, produciendo de esta manera resultados de utilidad para la organización. La gestión del conocimiento tiene un objetivo implícito el cual implica la reducción de la dependencia que la organización tiene del conocimiento que posee los individuos que forman parte de ella.

Ahora bien, sin entrar en demasiadas conceptualizaciones teóricas definiremos que el Capital Intelectual representa actualmente la principal fuente de riquezas de las empresas y en particular de los gestores del conocimiento por lo que la gestión de dicho capital requiere de una atención muy especial que supone la capacidad del empresario de identificar, auditar, medir, renovar e incrementar sus activos intelectuales para el futuro éxito de su misión.

El valor de un negocio está cada vez más dirigido hacia los activos intangibles. Para los profesionales que se dedican a brindar servicios estrechamente vinculados con este activo como lo son los contadores, la investigación y atención a este tema es vital importancia ya que el mismo contribuye a crear valor, el valor de este activo genera cada vez más brecha entre el valor contable y el valor de mercado.

El papel que juegan los activos intangibles dentro de la gestión empresarial, se ha convertido en objeto de preocupación por los directivos de las organizaciones, la incógnita de cómo conocer el resultado de aquella parte de su gestión que no recogen los libros contables, entre ellos el registro, control y medición del capital intelectual de las empresas.

Como regla general, también es un hecho que el valor de las empresas, no se corresponde exactamente con lo que reflejan sus balances económicos y estados financieros puesto que los mismos no reflejan todos los activos con que cuentas estas. Dentro de los valores que no aparecen registrados en los balances de las empresas están comprendidos entre otros: el valor agregado de mercado y el conocimiento de la empresa como parte integrante del capital intelectual. Por ello, la obtención de información útil acerca de la estructura de estos activos intangibles y su capacidad para generar valor, debe formar parte de las habilidades que tienen que desarrollar los responsables de su gestión para alcanzar las características distintivas de la institución. En otras palabras, diremos que es el conjunto de bienes inmateriales o intangibles que representan el principal activo de las organizaciones del siglo XXI; son aquellos activos intangibles que se materializan en las destrezas individuales y los conocimientos técnicos, sistemas de información, diseños y marcas de fábricas e incluso las relaciones de la organización con el público externo (proveedores, clientes, etc.)

En los tiempos que corren, tan inciertos y complejos hacer una gestión eficaz del Capital Intelectual requiere una gestión del conocimiento que comprende su creación, transformación y uso. No debemos confundir ambas gestiones, ya que la primera se refiere básicamente a la creación, consecución y gestión eficaz de todos los actores intelectuales necesarios para alcanzar el éxito de las estrategias en la organización, desde el punto de vista gerencial y estratégico y la segunda en cambio, su función es facilitar y gestionar las actividades relacionadas con el conocimiento. Ambas gestiones son fundamentales para que una empresa alcance la excelencia en su trabajo.

Volviendo a las conclusiones finales del citado estudio de investigación no marca diferencias significativas en cuanto al proceso de gestión del conocimiento que realizan los contadores públicos con la de un gestor en conocimiento, más bien se observa una homogeneidad, presentándose un proceso de gestión del conocimiento con oportunidades de desarrollo y crecimiento para ampliar el perfil profesional de los mismos. A la vez el profesional contable es un profesional preparado para las exigencias y requerimientos que el medio le solicita y que le permite realizar actividades como gestor del conocimiento, lo anterior dadas las características de su profesión y de la información que maneja.

En este contexto es relevante para los administradores, el control y administración del capital intelectual sobre todo el representado por el conocimiento ya que es el activo que presenta más dificultades en cuanto a su control por contenerse y desarrollarse dentro del ser humano, es por ello la necesidad e importancia de gestionar el conocimiento a través de sus procesos y dentro de las organizaciones, así como entre su capital humano. El éxito y la excelencia son metas de la dirección de las empresas y la respuesta estratégica para crear valor le debe llevar a poner en marcha sistemas, herramientas y entornos de trabajo que permitan realizar una gestión eficiente de la información y del conocimiento necesarios para responder a las estrategias, planes y objetivos de la organización. Estamos hablando de una “Gestión integrada y sistematizada” de los tres factores que en el contexto actual aparecen como determinantes del éxito o del fracaso de las organizaciones: Las personas, la tecnología y la información.

La nueva economía a escala internacional, donde se imponen la innovación, la tecnología y la información como aspectos esenciales en la creación de valor en las organizaciones, el volumen de inversiones no tangibles realizadas por estas va creciendo año tras año.

Haciéndose su identificación y, sobre todo, su medición un tema prioritario para los administradores que la Contabilidad Financiera tradicional, con las bases de medición sobre las que actualmente descansa, está lejos de servir como apoyo a la toma de decisiones en el ámbito de la nueva economía y de los procesos de negocios que no están en capacidad de medir ni reportar. Para resolver este problema es preciso desarrollar nuestra capacidad para medir intangibles. Esto sería posible si las normas de contabilidad permitiesen reflejar en las cuentas anuales un buen número de inversiones intangibles realizadas por las empresas, cuyo reconocimiento contable está sometido a condiciones muy restrictivas. Actualmente, uno de los principales retos de la Contabilidad es el de mejorar la utilidad de los estados financieros mediante la inclusión de la información útil y puntual sobre los determinantes fundamentales del valor de las empresas, incluyendo los de naturaleza intangibles.

Si partimos de la tendencia actual que el valor de un negocio se desplaza cada vez más de los activos fijos a los intangibles tales como marcas, patentes, franquicias, software, programas de investigación, ideas, experiencias a partir del carácter comercial que han ido alcanzando estos últimos en las organizaciones, ellas están cada vez más interesadas en medir este activo el cual constituye a crear una brecha más evidente, en particular, en las organizaciones con mayores recursos tecnológicos. Sin embargo, el factor que marca esta diferencia es, sin dudas, el capital intelectual que proporciona un margen competitivo a las organizaciones por lo que, al igual que los recursos físicos, debe ser necesariamente valorado con el objetivo de medir la eficiencia, determinar los ingresos y evaluar a la entidad.

Pues bien, es un hecho aceptado en el mundo de los negocios y en los mercados financieros que el Capital intelectual no cotiza en bolsa; y que los activos reales, por sí solos, no explican el valor para mercado de una compañía y que son, sin duda, los intangibles los que proporcionan un "sobre valor" a la misma y justifican, en su mayor parte, que se acepte un valor superior al valor contable que se "desprende de los libros". No obstante, aún es reciente la línea de investigación que pretende desarrollar modelos y sistemas de medición del Capital intelectual, de los activos intangibles, que expliquen el crecimiento y la rentabilidad futura de las organizaciones, y por ello su valor para el mercado.

¿Puede el contador público formarse como gestor del conocimiento? El gestor debe en lo posible conducir el ambiente para optimizar el conocimiento, animar a compartir la información, a crear conocimiento y a trabajar en equipo. Un ambiente que permita establecer interacción colaborativa y creativa entre las personas; esas provisiones, códigos que hacen accesible la información de modo tal que agrega valor al trabajo del individuo y beneficia a la organización, creando una comunidad de confianza y objetivos comunes, esto es, personas capaces de comprender toda la problemática del conocimiento, así como de sus procesos. El papel que juega el profesional mencionado anteriormente en general se le conoce como Gestor del Conocimiento (indistintamente denominado también como Knowledge Manager o Ingeniero del Conocimiento o Trabajador del Conocimiento). El gestor del conocimiento es también responsable de construir y organizar los activos conceptuales de la empresa en bases de conocimiento. Es por ello que el Contador Público puede fungir como un gestor del conocimiento dado que en su profesión recae la responsabilidad del manejo de la información no solo generándolo, sino administrando y aplicándolo conforme a las necesidades organizacionales.•

Bibliografía Consultada:
El valor Intangible del Capital Intelectual en los servicios de Consultoría – Lic. Pedro Bermejo Cardosso y Lic. Marta Valdés Domínguez.
El Contador Público y la gestión del conocimiento: Un estudio exploratorio- Lázaro Castillo Hernández, Gabriela María Farías Martínez, Jesús Lavín Verastegui Norma, Angelica Pedraza Melo
Gestión Estratégica del Conocimiento- Dr. Francisco Javier Martínez García Vicerrector del Doctorado y Estudios de Postgrado de la Universidad de Cantabria, Mtro. Antonio Peñalver Martínez Director de Formación y Desarrollo del SCH, Lic. Joaquín Salamanca García, Director de Gestión del Conocimiento del SHC


Sobre la Autora:
Elizabeth Pereyra es una destacada colega consultora en gestión organizacional.

Foto de Fondo creado por mindandi - www.freepik.es
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