Todos viviremos un momento en nuestras vidas, en que nos
plantearemos dejar el ejercicio de la profesión.
Las causas pueden ser muchas:
un evento familiar trascendente, cambio de vida, cambio de locación geográfica,
falta de energía, sentís que estás en edad de retirarte… Es este último caso al
que me voy a referir en esta nota.
Posiblemente hayas alcanzado la edad de jubilarte o estés
cerca y ha comenzado a rondar en tu cabeza la idea de retirarte.
Es un período de sentimientos encontrados que se mezclan y
parecen querer reclamar el dominio sobre tus pensamientos y emociones. Quizás
sientas esperanzas porque se abre un nuevo capítulo de la vida. Tristeza por
todo lo que significó la profesión que queda atrás. Paz porque ya no habrá que
luchar contra aplicativos, internet, clientes, AFIP y Rentas. Incertidumbre por
lo que vendrá e ingresos que se perderán.
A medida que uno le va dando vueltas al asunto, dependiendo
de tu carácter, puede que comiencen a pesar más los aspectos negativos de dejar
de ejercer y se apodera el temor a perder el nivel de vida que has venido
llevando.
¿Pero qué pasaría si pudiéramos quedarnos con lo mejor de
ambos mundos? Imaginate poder contar con todo el tiempo necesario para pasarlo
en tranquilidad, de la manera que más nos guste, a la vez mantenernos
vinculados a la profesión desde otro lugar y obtener ingresos.
¿Imposible?
Veamos una forma.
Con lo que contamos
Indudablemente la experiencia que tenemos a tantos años de
carrera es de un gran valor. Valor que está ligado a nosotros de una manera tal
que casi forma parte de nuestro ADN profesional. La experiencia profesional es
un valor personalísimo, que no podemos transferir solo podemos comunicarlo.
Contás también, con la red de contactos profesionales que
has ido tejiendo a lo largo de todos estos años, y, por si fuera poco, tenés a
tu Consejo Profesional para darte una mano (ya veremos cómo).
Por otra parte tenemos una cartera de clientes, que es un
verdadero activo.
Sin embargo este no es 100% transferible. Si queremos
derivar a un colega nuestra cartera, debemos contar con el acuerdo de cada
cliente y este, puede que no dé su consentimiento. Además, es difícil
cuantificar el valor económico de tener un cliente. ¿Flujos futuros
descontados? ¿Por cuánto tiempo? ¿A qué tasa?
Aún sin necesidad de transferir la cartera, los clientes son
una buena carta para negociar el retiro.
Resumiendo. Tenemos: experiencia, contactos y cartera de
clientes. Vamos a ver una manera en que podemos jugar estas cartas.
Así como vos estás en la etapa del retiro, hay profesionales
que están en la otra punta de la línea de tiempo. Están saliendo al mundo
laboral. Y no sé si habrás notado pero son perfectamente complementarios.
¿De qué carecen los nóveles profesionales? Les falta
experiencia, clientes y contactos profesionales. Quieren ocupar su tiempo y vos
querés desocuparte un poco. Bingo!
Ya vas entendiendo. Tenés que encontrar la horma de tu
zapato, es decir un profesional que esté comenzando, con quién asociarte.
El/ella, se encargará de atender los clientes y se llevará su parte de
honorarios por hacerlo, mientras vos aportarás todo lo que necesite en materia
de clientes, contactos y experiencia para desarrollarse profesionalmente.
Perfil del candidato/a
Antes de comenzar la búsqueda, es recomendable tener en
claro, el perfil del profesional que uno busca. Recordemos que no va a ser un
empleado sino un socio. No vas a poder darle órdenes sino sugerencias. Estarás
tratando con alguien de igual a igual. Un colega que te está brindando su
tiempo con un objetivo: que le ayudes a desarrollarse profesionalmente.
Esto tiene muchas implicancias que te conviene ponderar
calmadamente, tomandote todo el tiempo que necesites para madurarlo y para
asimilarlo.
La cartera ya no será de tu exclusividad, tu socio/a va a
participar en la toma de decisiones y, muchas de ellas, van a estar erradas
(por razones obvias). Pero eso es parte de tu trabajo: acompañarle en esas
imprescindibles meteduras de pata, que forman parte del aprendizaje.
Teniendo eso en claro, nos preguntamos ¿A quién
buscamos? ¿Cómo debe ser?
Buscamos a un profesional con hambre de independencia.
Atención a este punto, hay dos clases de profesionales que
van a convenirte más que ningún otro.
a) Perfil de joven profesional recién recibido sin experiencia.
Me gusta este perfil porque es como comenzar a escribir una
hoja en blanco. No trae los vicios en la forma de trabajar de empleos
anteriores y estará abierto a todo lo que pueda aprender.
Requerirá de tu parte dedicación y paciencia para ayudarle a
incorporar todos los conocimientos que la facultad no le ha dado, sobre todo en
el aspecto práctico.
Es importante que le dejes claramente establecido cómo se
maneja un estudio contable en cuanto a sus finanzas. La posibilidad de no
cobrar; la mora y cómo afecta a los ingresos de los socios. También acerca de
las inversiones en capacitación, suscripciones a material de consulta,
software, etc.
Es decir que no todo lo que ingresa va a parar al bolsillo.
El manejo del tiempo es otro tema ineludible a tocar: el
socio de un estudio, debe estar dispuesto a ir más allá de un horario de oficina
cuando sea necesario.
b) El otro perfil de profesional que podés considerar como
socio, es aquel en relación de dependencia que busca independizarse.
Puede que trabaje en un estudio contable o en una empresa y
sienta el llamado a dar ese paso hacia una carrera independiente.
Debe ser una persona capaz de lidiar con la incertidumbre;
trabajar más allá de los horarios de oficina en determinados períodos del año,
de ser necesario; tener empatía para el trato con los clientes.
Hay que
considerar que este perfil, tiene configurada su mente como empleado (sueldo y
horarios fijos), entonces es importante que detectes su apertura hacia el
cambio que se avecina en su vida (honorarios inciertos y carga de trabajo
variable, entre otros)
También tenés que descubrir si realmente tiene espíritu
independiente o solamente está harto/a de su jefe y fantasea con que nadie le
moleste. Mucho cuidado con este perfil. Por lo general es gente que prefiere un
sueldo y vivir en total tranquilidad. Se suele dar en empleados de estudios
contables, sometidos a mucha presión y sueldos magros. Una persona así, difícilmente se adapte a la incertidumbre de no saber cuánto
va a cobrar, ni cuándo lo hará, ni suelen tener el temple para trabajar con
clientes morosos. Lo que quisieran es un mejor puesto de trabajo (mejor sueldo,
mejor trato) y lo canalizan a través de una libertad que solo está en su
imaginación. Este perfil merecería una nota, o un libro exclusivo, para
ayudarles a hacer un mejor diagnóstico de su situación e ir en busca de lo que
realmente quieren.
Con respecto al perfil "estudiante" no lo veo conveniente porque, con justa razón, su
tiempo y atención estará dividida entre la facultad y el trabajo en el estudio y vos necesitas alguien con todos sus recursos mentales disponibles para el
trabajo.
A un estudiante, le recomendaría un trabajo en relación de
dependencia, con un sueldo fijo y horarios establecidos, para que pueda organizarse
en su carrera y no tenga preocupaciones extra, fuera del horario de oficina.
De dónde saco la/el candidata/o. El rol de los Consejos Profesionales.
Muchos profesionales recién egresados (o recién despedidos o
renunciados), evitan matricularse, por distintos motivos. Uno de ellos, quizás
el más importante es el económico.
Esto es una realidad, pero también nos permite hacer una
lectura acerca del profesional recién recibido que sí se matricula; es aquel que a
pesar de la incertidumbre, apuesta a que podrá forjarse un futuro en la
profesión independiente, que se tiene confianza, que quiere conectarse, que
busca recursos, capacitarse, vincularse… Muy parecido al perfil que estamos
buscando ¿no?
Los grupos de jóvenes profesionales, además de divertirse en
grande, tienen como prioridad, la inserción en el mundo laboral.
Como ex integrante de una comisión de jóvenes profesionales,
estoy seguro y me consta que una propuesta como la expuesta en esta nota, sería
muy bien recibida y habrá una nutrida cantidad de profesionales dispuestos a
asociarse. Todo es cuestión de romper con la inercia que nos mantiene quietos y
acercarnos al Consejo, averiguar los días y horarios en que se reúne la comisión
y hablar el tema con su presidente para buscar la mejor forma de hacer el
ofrecimiento.
Para finalizar, es fundamental que dejes establecido por
escrito las reglas de juego y cómo se solucionarían las controversias, que
inevitablemente pueden surgir. Por ejemplo el caso de los nuevos clientes o
aquellos que lleguen a través de tu nuevo socio, qué sucede en caso de ruptura
de la sociedad, reparto de honorarios, entre otras situaciones delicadas.
Recomiendo establecer un período de prueba para experimentar
cómo funcionarán como equipo; podrías establecer tareas puntuales con principio
y final, para poder evaluar el trabajo con criterios objetivos, en lugar de
ejecución continuada. Esto te va a permitir observar qué principios rigen su
vida, como la puntualidad, el orden, el trato. Si te satisface, le das algo más
importante o complejo y así vas asignándole más tareas para ver cómo responde, qué
tan permeable es al aprendizaje, si congeniás, etc.
Como ves, es un tema que merece toda tu atención, a tal punto que puede darte grandes beneficios económicos pero también satisfacciones personales en tu retiro.
Inexorablemente llegará el día en que debas dar un paso al
costado definitivamente, pero lo harás con la convicción que haz ayudado a un
colega y obtenido a cambio, un flujo de efectivo mayor que si hubieras simplemente transferido todos tus clientes y, además, durante el camino, viviste la
experiencia de compartir momentos (de los buenos y de los malos) junto a otro
ser humano, recordando que vos estuviste en ese lugar, hace algunos años.
Espero leer tus experiencias y comentarios en
nuestro grupo de facebook Marcas Contables. Saludos y hasta la próxima nota.•
0 comentarios